Mi nombre es María Eugenia Heit, nací en la ciudad de Crespo (Entre Ríos) y me crié en la ciudad de Paraná, mi infancia fue muy normal hasta que un día a la edad de 8 años aproximadamente un hombre amigo de la familia comenzó a tocar mis partes íntimas cada vez que iba a casa de visita. Para mí eso fue tremendo ya que activó mi sexualidad a muy temprana edad, evidentemente después de ese abuso sufrido yo había quedado erotizada.
En resumen, en mi adolescencia y juventud tuve varios noviecitos que fueron abriendo en mí corazón una herida tras otra ya que ninguno pudo llenar mis necesidades de afecto y aceptación, yo buscaba constantemente agradar a las personas, tenía muy poco amor propio y muy baja autoestima, llegue a caer muy bajo. En mi entorno familiar yo no me sentía amada y valorada y sentía la necesidad de alejarme de ellos y hacer mi vida por mi cuenta, de alguna forma era como vengarme de ellos, así que decidimos con una prima de viajar a EEUU y buscar juntas “el sueño americano”.
En el año 2001 llegamos a Los Ángeles, California y comenzamos a buscar empleo y debíamos trabajar diferentes horarios para poder cuidar al bebé de mi prima que tenía 1 añito, fué difícil porque estábamos en un país que no era el nuestro y no hablábamos el idioma así que no era tan sencillo y menos con un niño pequeño a cuesta pero a las pocas semanas de llegar yo conseguí empleo y allí conocí personas muy amables que nos ayudaron, entre esas personas había un muchacho con el cual hubo un acercamiento y comenzamos una relación amorosa, la cuestión es que terminamos todos viviendo juntos, entre idas y vueltas mi prima se va a vivir con su hijito a otro lugar y yo quede viviendo con el muchacho y su familia.
Las cosas entre mi pareja y yo iban bastante bien como todo comienzo era todo lindo, al tiempito pudo viajar mi hermano mayor para quedarse a vivir con nosotros y yo me sentía muy acompañada y segura, luego de unos meses quede embarazada y estábamos muy felices con esta noticia, la familia de él viajo desde Colombia a conocerme y hasta en un momento se habló de compromiso para casarnos, yo no podía estar más feliz! Pasaron los meses y yo notaba que él estaba bastante distante y frío conmigo pero la felicidad de estar gestando un bebé en mi vientre cubría todo lo demás.
Nace mi bebé y pasa el tiempo, cada vez iba notando que no se hablaba nada de casamiento y no me animaba a preguntar tampoco, sentía mucha incertidumbre y me sentía sola porque mi hermano y mi pareja trabajaban juntos y volvían tarde a la casa, yo me pasaba muchas horas sola y estaba comenzando a sentir que no me amaba, y no le importaba a mi pareja.
Un día tome coraje y lo confronté, le reclamé que nunca me demostraba amor, ni me decía que me amaba y fue muy fuerte para mi escuchar que él nunca me había prometido que me amaría, y era verdad! No sabía lo que era el amor porque nunca lo había recibido de nadie! Pero me hizo ver que nunca me hacía faltar nada y que siempre se preocupaba por mi bienestar y esa era su manera de demostrarme lo que sentía por mí, pero el vacío en mi corazón era cada vez mayor! Sentía muchas ganas de correr, de huir de esa situación que me lastimaba mucho.
Cuando mi nene tenía dos años quede embarazada de mi segundo hijo y yo pensaba que eso solucionaría mis problemas de soledad y desamor pero cada vez me sentía peor! No podía llenar mis necesidades con el amor de mis hijos, ellos necesitaban que yo les dé amor y yo tenía mi corazón cada vez más destrozado. Nace mi segundo niño y yo caigo en una profunda depresión, no quería seguir viviendo así, me sentía infeliz, desdichada y muy decepcionada, mi vida no era como yo me la había imaginado, mi castillo de arena se había derrumbado y no quedaban sino escombros y mucha angustia.
Era tal mi desesperación que un día entendí que el único que podía ayudarme en mi situación era Dios y que necesitaba que me ayudara, hice una oración y como habrá sido mi dolor que Dios mandó personas pronto por medio de mi pareja para que yo pudiese conocer a Cristo, realmente necesitaba que alguien más fuerte que yo me rescatara del pozo en el que había caído y pude llegar a los pies de Jesús porque El vino a mí con amor y misericordia, desde ese momento comencé a conocer más personas cristianas e hice amigas y mi vida comenzó a cambiar porque salía más y me reunía con mis nuevas amistades ,ya no me sentía tan sola, pero había una realidad que nunca cambiaría, mi pareja no quería saber nada con Dios y no me quería acompañar a las reuniones que nos invitaban así que comencé a ir con mis hijos.
La luz de Cristo comenzó a iluminar mi vida y me empezó a mostrar que yo vivía en pecado y que eso no era agradable a Dios y en mi corazón fue creciendo un gran deseo de agradarle a El entonces comenzaron los conflictos con mi pareja porque no se quería casar y yo sabía que eso estaba mal, paso el tiempo y nos mudamos muchas veces de Ciudad y Estado y al final volvimos a vivir cerca de mis amistades pero en mí no se había podido apagar esa llama que Cristo había encendido, comencé a hacer estudios bíblicos y después me bauticé, seguía caminando en fé porque la situación en la que me encontraba era muy desfavorable. En el año 2008 me detectaron Herpes genital y eso sumándolo a la depresión que atravesaba y la situación que vivía a diario de discusiones , maltrato verbal, falta de acuerdo y de límites con el papá de los niños fué la gota que derramó el vaso, era tiempo de tomar una decisión definitiva, tenía una mezcla de sentimientos porque si bien yo sentía que mi amor por ese hombre había muerto y que él me había decepcionado mucho , también era cierto que yo no tenía trabajo, ni tenía posibilidades de quedarme en ese país y sostenerme sola con los dos niños, dependía económicamente de él y esa era mi realidad. En febrero del año 2009 regreso a Argentina con mis niños y mi corazón hecho trizas, sin saber que sería de nosotros y desde ese momento comenzó una vida de cambios y de restauración para los tres, Dios ha sido fiel y bueno con nosotros, nunca nos dejó solos y siempre proveyó todo para que estemos bien, proveyó una congregación donde nos sentimos como en casa, proveyó trabajo para sustentarnos y proveyó una buena cantidad de personas que fueron como nuestra familia, conocí el Ministerio Restauración por medio de mi esposo que en ese entonces era solo un hermano en Cristo pero se preocupó por mi restauración y me puso en contacto con el ministerio, después de que Dios comenzó la obra en mí y después de un tiempo prudencial nos pusimos de novios y en el 2012 nos casamos, hoy somos una familia ensamblada junto a mi esposo, su hijo de soltero, los dos míos y en el 2013 nació el pequeño, seguimos juntos el proceso de restauración pues hay muchas secuelas que todavía han quedado por sanar pero confiamos en que Dios hará Su obra completa!
Testimonio de Euge
Mi nombre es María Eugenia Heit, nací en la ciudad de Crespo (Entre Ríos) y me crié en la ciudad de Paraná, mi infancia fue muy normal hasta que un día a la edad de 8 años aproximadamente un hombre amigo de la familia comenzó a tocar mis partes íntimas cada vez que iba a casa de visita. Para mí eso fue tremendo ya que activó mi sexualidad a muy temprana edad, evidentemente después de ese abuso sufrido yo había quedado erotizada.
En resumen, en mi adolescencia y juventud tuve varios noviecitos que fueron abriendo en mí corazón una herida tras otra ya que ninguno pudo llenar mis necesidades de afecto y aceptación, yo buscaba constantemente agradar a las personas, tenía muy poco amor propio y muy baja autoestima, llegue a caer muy bajo. En mi entorno familiar yo no me sentía amada y valorada y sentía la necesidad de alejarme de ellos y hacer mi vida por mi cuenta, de alguna forma era como vengarme de ellos, así que decidimos con una prima de viajar a EEUU y buscar juntas “el sueño americano”.
En el año 2001 llegamos a Los Ángeles, California y comenzamos a buscar empleo y debíamos trabajar diferentes horarios para poder cuidar al bebé de mi prima que tenía 1 añito, fué difícil porque estábamos en un país que no era el nuestro y no hablábamos el idioma así que no era tan sencillo y menos con un niño pequeño a cuesta pero a las pocas semanas de llegar yo conseguí empleo y allí conocí personas muy amables que nos ayudaron, entre esas personas había un muchacho con el cual hubo un acercamiento y comenzamos una relación amorosa, la cuestión es que terminamos todos viviendo juntos, entre idas y vueltas mi prima se va a vivir con su hijito a otro lugar y yo quede viviendo con el muchacho y su familia.
Las cosas entre mi pareja y yo iban bastante bien como todo comienzo era todo lindo, al tiempito pudo viajar mi hermano mayor para quedarse a vivir con nosotros y yo me sentía muy acompañada y segura, luego de unos meses quede embarazada y estábamos muy felices con esta noticia, la familia de él viajo desde Colombia a conocerme y hasta en un momento se habló de compromiso para casarnos, yo no podía estar más feliz! Pasaron los meses y yo notaba que él estaba bastante distante y frío conmigo pero la felicidad de estar gestando un bebé en mi vientre cubría todo lo demás.
Nace mi bebé y pasa el tiempo, cada vez iba notando que no se hablaba nada de casamiento y no me animaba a preguntar tampoco, sentía mucha incertidumbre y me sentía sola porque mi hermano y mi pareja trabajaban juntos y volvían tarde a la casa, yo me pasaba muchas horas sola y estaba comenzando a sentir que no me amaba, y no le importaba a mi pareja.
Un día tome coraje y lo confronté, le reclamé que nunca me demostraba amor, ni me decía que me amaba y fue muy fuerte para mi escuchar que él nunca me había prometido que me amaría, y era verdad! No sabía lo que era el amor porque nunca lo había recibido de nadie! Pero me hizo ver que nunca me hacía faltar nada y que siempre se preocupaba por mi bienestar y esa era su manera de demostrarme lo que sentía por mí, pero el vacío en mi corazón era cada vez mayor! Sentía muchas ganas de correr, de huir de esa situación que me lastimaba mucho.
Cuando mi nene tenía dos años quede embarazada de mi segundo hijo y yo pensaba que eso solucionaría mis problemas de soledad y desamor pero cada vez me sentía peor! No podía llenar mis necesidades con el amor de mis hijos, ellos necesitaban que yo les dé amor y yo tenía mi corazón cada vez más destrozado. Nace mi segundo niño y yo caigo en una profunda depresión, no quería seguir viviendo así, me sentía infeliz, desdichada y muy decepcionada, mi vida no era como yo me la había imaginado, mi castillo de arena se había derrumbado y no quedaban sino escombros y mucha angustia.
Era tal mi desesperación que un día entendí que el único que podía ayudarme en mi situación era Dios y que necesitaba que me ayudara, hice una oración y como habrá sido mi dolor que Dios mandó personas pronto por medio de mi pareja para que yo pudiese conocer a Cristo, realmente necesitaba que alguien más fuerte que yo me rescatara del pozo en el que había caído y pude llegar a los pies de Jesús porque El vino a mí con amor y misericordia, desde ese momento comencé a conocer más personas cristianas e hice amigas y mi vida comenzó a cambiar porque salía más y me reunía con mis nuevas amistades ,ya no me sentía tan sola, pero había una realidad que nunca cambiaría, mi pareja no quería saber nada con Dios y no me quería acompañar a las reuniones que nos invitaban así que comencé a ir con mis hijos.
La luz de Cristo comenzó a iluminar mi vida y me empezó a mostrar que yo vivía en pecado y que eso no era agradable a Dios y en mi corazón fue creciendo un gran deseo de agradarle a El entonces comenzaron los conflictos con mi pareja porque no se quería casar y yo sabía que eso estaba mal, paso el tiempo y nos mudamos muchas veces de Ciudad y Estado y al final volvimos a vivir cerca de mis amistades pero en mí no se había podido apagar esa llama que Cristo había encendido, comencé a hacer estudios bíblicos y después me bauticé, seguía caminando en fé porque la situación en la que me encontraba era muy desfavorable. En el año 2008 me detectaron Herpes genital y eso sumándolo a la depresión que atravesaba y la situación que vivía a diario de discusiones , maltrato verbal, falta de acuerdo y de límites con el papá de los niños fué la gota que derramó el vaso, era tiempo de tomar una decisión definitiva, tenía una mezcla de sentimientos porque si bien yo sentía que mi amor por ese hombre había muerto y que él me había decepcionado mucho , también era cierto que yo no tenía trabajo, ni tenía posibilidades de quedarme en ese país y sostenerme sola con los dos niños, dependía económicamente de él y esa era mi realidad. En febrero del año 2009 regreso a Argentina con mis niños y mi corazón hecho trizas, sin saber que sería de nosotros y desde ese momento comenzó una vida de cambios y de restauración para los tres, Dios ha sido fiel y bueno con nosotros, nunca nos dejó solos y siempre proveyó todo para que estemos bien, proveyó una congregación donde nos sentimos como en casa, proveyó trabajo para sustentarnos y proveyó una buena cantidad de personas que fueron como nuestra familia, conocí el Ministerio Restauración por medio de mi esposo que en ese entonces era solo un hermano en Cristo pero se preocupó por mi restauración y me puso en contacto con el ministerio, después de que Dios comenzó la obra en mí y después de un tiempo prudencial nos pusimos de novios y en el 2012 nos casamos, hoy somos una familia ensamblada junto a mi esposo, su hijo de soltero, los dos míos y en el 2013 nació el pequeño, seguimos juntos el proceso de restauración pues hay muchas secuelas que todavía han quedado por sanar pero confiamos en que Dios hará Su obra completa!
El Ministerio Restauración Argentina provee ayuda y apoyo cristocéntrico a las personas que luchan con diferentes problemas relacionales, emocionales y sexuales.
Nuestro apoyo está basado en el fundamento bíblico de la compasión, la integridad y la dependencia en Dios.